El vino es la bebida que más se menciona en la Biblia. Bendición de Dios y fuente de placer, también un potencial peligro que podría llevar al pecado, aunque eso no impidió que Jesús y los doce apóstoles compartieran vino en la cena más famosa de la historia. Vino tinto y denso, con una graduación alcohólica alta y un curioso sabor ahumado (en aquellos tiempos las uvas cosechadas se exponían a la acción del humo caliente). Sólo los mejores vinos se envejecían durante un breve periodo de tiempo tras la fermentación y se reservaban para las grandes ocasiones.
La mayoría de los expertos coinciden en que en las tierras de Jesús dominaban las parientes ancestrales de la syrah, aunque no hay un consenso en las variedades.
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