Muchos crecimos con esta enseñanza: “este vino está bueno, en unos años va a estar mejor”. Y éste era el papel del encargado en casa de la bodega o de la cava. La realidad es que pasaban los años y esas botellas no mejoraban, sino que empeoraban en muchos casos o ni siquiera se llegaban a descorchar.
Los vinos son entes que viven por las levaduras que se encuentran en constante cambio y hacen que evolucionen. En algunos casos, durará más ese proceso, por lo tanto serán vinos adecuados para guardar por un espacio mayor de tiempo.
Los vinos que pasan por un proceso corto para su fermentación o más rápido deben ser bebidos antes que los vinos con más barrica o procesos complejos.
Los vinos espumosos no se guardan y los blancos en general tampoco, por mucho que tengan barrica, es mejor beberlos de manera próxima.
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