La vendimia era una fiesta presente en el pueblo de Israel y en las demás culturas de la zona. Era originariamente fuente de alegría y bendición divina. De ahí que la fiesta de los Tabernáculos fuera a fiesta por excelencia. Tanto los judíos como los cananeos dan gracias a Dios por las bendiciones del campo con danzas y bailes en el lagar. “ Durante siete días harás fiesta a Yahveh tu dios en el lugar elegido por Yahveh; porque Yahveh tu dios te bendecirá en todas tus cosechas y en todas tus obras, y serás plenamente feliz”.
La alusión a la viña como símbolo del pueblo de Israel es constante en la Biblia. El lagar no sólo representa esa alegría propia de la vendimia y de la recolección, sino también la muerte y castigo de Dios. El color rojo del vino representa la muerte del fruto en el campo durante el otoño. La ira de Dios en el lagar se vincula al juicio de los pueblos por los pecados cometidos. “ El lagar he pisado yo solo; de mi pueblo nadie conmigo. Pisoteé a pueblos en mi ira, los pisé con furia e hice correr por tierra su sangre”.
El simbolismo de la vid es retomado en el Nuevo Testamento. En este caso se presenta el sacrificio del hijo de Dios, pero no vinculado a la vegetación, sino a la salvación de los pueblos.
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