“Beber o empezar a guardar botellas”. En principio puede resultar muy alarmante. Titulares tan sensacionalistas como éste se asocian al “pánico global en el vino”.
La Organización Internacional de la viña y el Vino confirman que las producciones descienden y para encontrar los motivos hay que mirar al cielo. Como factores causantes podemos destacar las inclemencias del tiempo, heladas en primavera, sequías prolongadas o tormentas importantes. Cada vez la uva madura antes y es más seca porque los ciclos vitales de las planteas se han acelerado a nivel global. Cada vez hay menos invierno, veranos que llegan antes y contraste entre el frio y el calor.
El vino actual es de una calidad excelente. Si hay menor producción la calidad aumenta. El problema es que, si esto no cambia, vamos a una desertización. Un desierto sin viñedos es algo que no podemos imaginar en un futuro “cercano”.
El agua es vida en el mundo del vino y del campo. Si sólo dependemos del agua de lluvia las previsiones no parecen ser muy tranquilizadoras.
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