• VINOS BLANCOS: los expertos indican que es idóneo tomarlos entre 8-10 grados. Si la temperatura es superior o inferior, correríamos el riesgo de que el vino perdiese sus propiedades organolépticas.
• TINTOS CRIANZA: los tintos permiten algo más de temperatura de consumo, pero siempre con un “toque” por la ola de calor que estamos sufriendo, sino no apetecerían nada. Para ser concretos los tintos de crianza es ideal consumirlos en verano entre 14-17 grados, así conseguiremos que sea fresco al paladar sin afectar a sus propiedades. Nunca enfriarlos demasiado porque es una pena, sino sólo lo justo y necesario.
• TINTO RESERVA: los tintos reserva deberían consumirse a 17 grados. Es la temperatura a la que mejor podremos apreciar todos esos aromas secundarios y terciarios.
• VINOS ROSADOS: la temperatura recomendada es de 10-12 grados. De este modo se consigue degustar un buen rosado.
• ESPUMOSOS: muy típicos y apetecibles en verano a la temperatura de 7 grados.
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