EL MISMO VINO, PERO…¿ME PARECE DIFERENTE?

EL MISMO VINO, PERO…¿ME PARECE DIFERENTE?

A veces llegan clientes a la Bodega y nos hacen esta observación: “a mí el vino me sabe diferente en el restaurante y en mi casa. Nunca me sabe igual, aún siendo el mismo. Entonces…¿es que no  percibo bien los sabores?, ¿qué ocurre?”.
Pues que el vino es un producto VIVO. Si nos acostumbramos a tomar un vino recién comprado, en ese mismo día, más aún a temperatura ambiente, ese vino nos va a saber distinto cada vez que lo consumamos en distintos lugares.  Si lo pedimos en un restaurante, porque es el vino que conocemos, probablemente nos llevaremos una sorpresa, pues nos puede resultar muy diferente a lo que venimos consumiendo regularmente.
Esto sucede por muchas razones. La primera es que el vino “reposado” sabe diferente al vino “movido” recientemente. Al agitar una botella de vino en una colocación brusca o en un viaje en coche hasta casa cambiaría su carácter. El poco aire que hay en la botella se distribuye en el líquido, cambiando sus características aromáticas y de sabor. Para que el vino tenga consistencia en sabor y olor de una botella a otra, debe haber reposado, preferiblemente, un par de días antes de ser abierto o en su defecto, tratar de moverlo lo menos posible.
La segunda razón por la que percibimos un vino diferente es la temperatura. Si tomamos un vino habitualmente a temperatura ambiente lo notaremos distinto si tiene una refrigeración adecuada en un restaurante o en casa, aún más si se ha procedido a una bajada de temperatura brusca en el congelador, ya que alteraríamos gravemente las cualidades organolépticas del vino. Inclusive notaríamos diferencia en botellas que hemos enfriado simultáneamente, la primera en descorchar no tendría nada que ver con la última y serán distintos los aromas entre sí.
Pese a realizar los dos pasos anteriores correctamente nunca es garantía de consistencia en el vino, ya que controlar la forma en la que han sido guardadas las botellas por el comerciante o el lugar de almacenaje que debe ser fresco, oscuro y sin incidencia de luz es tarea difícil.
Todo provoca una variación en una misma botella de vino. No estamos diciendo que el aroma o el sabor sea desagradable, sino que lo percibirás diferente. Esto es el resultado de la mágica complicación del vino.

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