Los vocablos “cata” y “degustación” son relativamente recientes en los diccionarios y su significado es todavía poco conocido. Para referirse al acto de probar un vino se empleaba normalmente la palabra “degustación”. La voz “catar” era más imprecisa y designaba el acto de probar cualquier cosa.
Degustar es gustar con atención un alimento cuya calidad se quiere apreciar, sometiéndolo al juicio de nuestros sentidos y sobre todo, a los del olfato, la vista y el gusto. Se trata de conocer mejor un alimento, buscando sus defectos y cualidades para valorarlo. Degustar es, en síntesis, estudiar, analizar, describir, juzgar y clasificar. En esta definición se incluyen una compleja actividad sensorial e intelectual y un largo aprendizaje basado en la memoria, que permiten al degustador emitir un juicio discreto y objetivo.
Existe una diferencia entre catar y beber. Beber es ingerir líquido, en este caso vino, para saciar la sed o disfrutar del placer; mientras que catar es someterlo al análisis de nuestros sentidos para juzgarlo y describirlo. Catar es un acto voluntario, meditado y reflexivo.
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