Pongámonos por un momento en el lugar de un camarero o de un sumiller de restaurante. Cuando el cliente ha pedido su vino, el traslado a la mesa debe hacerse sin movimientos bruscos. La botella se “viste” con una servilleta en los vinos tintos y en los blancos en un cubo con hielo. Para evitar los movimientos y mantener la horizontalidad de la botella.
Después viene la fase de presentación del vino. Hay que procurar que la etiqueta esté siempre a la vista del cliente; si no fuera así y este lo indica, hay que mostrarla acercando la botella. Es costumbre presentar la botella al comensal que la ordenó haciéndolo siempre por su izquierda.
El camarero o sumiller puede presentar la botella describiendo la etiqueta y el vino con los siguientes datos: nombre del vino y de la Bodega, cepa o variedad, denominación de origen, año o cosecha. Según la categoría del vino, se pueden añadir datos sobre el tiempo de crianza en barrica, premios que haya obtenido o alguna otra característica especial.
Si el vino ha sido sugerido por el sumiller, éste, además, proporcionará unas notas de cata ponderando la armonización o el maridaje.
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