Ahora sí, a mi edad, puedo decir (sin miedo a que retiren la custodia a mis padres), que tomo vino desde que tenía uso de razón. En principio fué gotita de tinto con gasesosa, no me interpreten mal. Hoy en día puedo decir que soy, en la edad adulta, una persona totalmente responsable con la bebida, sé apreciar lo que bebo y sé distinguir lo que debo y no debo consumir. Es urgente transmitir a nuestros hijos esa responsabilidad y eso es imposible si no saben de lo que estamos hablando.
La cultura del vino se adquiere con los años, no hay que tratarlo como una bebida alcohólica más. El vino es absolutamente natural y beneficioso para la salud (siempre en su justa medida), es fuente de vida.
«COMPRENDER EL VINO ES CIENCIA, BEBERLO ES SALUD, Y SABER HABLAR DE ÉL, ES ARTE».
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