El vino tinto es diferente a cualquier bebida alcohólica respecto al tratamiento del colesterol alto. La clave está en el resveratrol presente en las uvas y en el vino, ya que es un antioxidante natural que favorece la reducción del colesterol en sangre.
La absorción diaria de dos o tres vasos de vino (25-30 gramos de alcohol) propicia la bajada del colesterol total y aumenta el HDL o buen colesterol. De esta forma se evitan peligrosos ateromas que se depositan en las paredes arteriales. El alcohol de esta bebida actúa sobre las plaquetas de la sangre haciéndola más fluida y evitando la obstrucción arterial.
Poco más de dos vasos de vino tinto suponen una prevención real y activa, pero cuidado, dosis más elevadas podrían tener un efecto contrario.
Consume vino con moderación y disfruta de todo lo bueno que puede aportarte!
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