Existen varios puntos fuertes a tener en cuenta a la hora de elaborar un vino:
*SUELO: donde se asienta la viña. Proporciona tipicidad y personalidad al vino. La piedra filosofal de todo proyecto de elaboración radica en el respeto al «terruño».
*CLIMA: cada año define una añada diferente. Es un factor clave en todo trabajo de campo.
*VARIEDAD: define las características intrínsecas de los vinos, lo que hace que nos aporte un equilibrio.
*CUIDADOS: desde la viña a la bodega, en el transporte de la uva, la selección de la misma, la fermentación y envejecimiento, todos los pasos con mucho amor y arte hasta el momento del embotellado.
*EDAD DEL VIÑEDO: las cepas viejas aportan parámetros analíticos y sensoriales en cata que el viñedo nuevo no termina de alcanzar con esa plenitud. Los «viejos guerreros» adaptados al terreno y al clima de la zona, se regulan perfectamente para dar frutos muy equilibrados, de escasa producción y perfecta madurez.
*SAVOIR FAIRE (Saber hacer): Es lo que cada bodega interpreta que puede llegar a elaborar con esa uva. Esa intuición es fundamental.
La identidad de un vino es moda, autenticidad, singularidad, finura y elegancia.
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