La armonía radica en el conjunto de sensaciones que nos procuran el vino y la comida. Los sabores (ácido, salado, dulce, amargo), las sensaciones táctiles y químicas (la textura, el picante), la temperatura (puede modificar nuestra percepción) y los aromas.
La mayor parte de las armonías se establecen por asociación o por complejidad:
* DE COLORES: vinos blancos para los pescados blancos o tintos para las carnes rojas.
* DE SABORES: postres para los vinos dulces.
* DE SENSACIONES: alimentos grasos con vinos tánicos.
* DE AROMAS: alimentos ahumados con blancos de barrica.
* DE INTENSIDAD: platos fuertes con vinos con cuerpo.
A su vez los polos opuestos pueden crear gran atracción, como quesos fuertes con vinos dulces. No existen fórmulas definitivas, ni reglas preestablecidas, ya que siempre debe primar la curiosidad y la búsqueda del placer.
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