Los sumilleres apuntan a que no sólo consideremos la variedad de un vino, sino también la forma en la que se cocina el plato. En cuestión de maridajes, no hay verdades absolutas. No es una ciencia. Hay mil teorías sobre qué vino es el más adecuado para cada comida, pero al final siempre dependerá del gusto del comensal. Como os venimos diciendo en nuestros anteriores post, el mejor vino es el que a uno le gusta. Es cuestión de paladar, de educación, del momento concreto, de los invitados…¡Sobre gustos no hay nada escrito!, pero a pesar de eso os apuntamos unas pautas que os podrán servir:
* CARNES: para las carnes rojas a la brasa como entrecot, chuletón, solomillo…optaremos siempre por vinos crianza o reserva. Tienen que ser robustos, potentes, bien elaborados.
Si vamos a tomar un cordero al horno ligeramente especiado optaremos por un tempranillo y cabernet sauvignon crianza, ya que sus bases especiadas le irán perfecto, al igual que los vinos variedad syrah.
Si se macera el guiso con vino tinto, lo recomendable es servir el mismo vino que se ha utilizado en su preparación.
Mañana os contaremos más sobre otras carnes, pescado, pasta…
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