En anteriores post os contábamos los efectos negativos que el granizo podía causar en el viñedo. Pues bien, las olas de calor tan exagerado, que estamos viviendo en estos últimos días, también pueden traer efectos nocivos, igual que el frío.
La vid toma por sus raíces agua y sales minerales del suelo. En una temperatura de 25-35 grados se produce la fotosíntesis, la planta recibe los rayos del sol, los transforma en energía química y genera azúcares y carbohidratos que son enviados a los racimos. Todo esto sucede en un perfecto equilibrio natural. Si la temperatura supera los 35 grados se alteraría este equilibrio y su normal funcionamiento. En este escenario se disminuye la fotosíntesis y se produce una merma de los azúcares. La vid entra en situación de estrés y dirige los pocos azúcares al tronco y a las raíces, y no a los racimos, paralizando con ello su crecimiento.
Esta situación demanda una tasa de riego más alta porque de lo contrario se podrían marchitar las uvas y las hojas, retrasar la maduración, mermar la calidad e incluso destruir el total de la cosecha.
Add Comment