Pese al a dificultad de este mundo, son muchos los jóvenes que siguen apostando por él.
En España se tiene una imagen del vino que poco tiene que ver con la realidad, el consumidor medio, auténtica especie en extinción, piensa que como somos un país productor también somos consumidores de nuestra bebida favorita. Pues no.
españa es tierra de vinos. La península ibérica fue uno de los primeros enclaves de la vid en la Europa occidental. Pero no por ello respetamos y conservamos nuestro gran patrimonio.
Los jóvenes viticultores están haciendo un trabajo excepcional, recuperando sus regiones, las variedades autóctonas y sacando al mercado vinos con identidad propia, que les diferencia de la mayoría. Elaboraciones tradicionales, huyendo de lo industrial, de lo impersonal. Aportando autenticiadd y cariño. En resumen, amor a sus vinos.
El resultado son unos tintos finísimos, golosos, frescos, gracias a su cuidada acidez, respetando la fruta de sus crianzas. Y qué decir de los blancos, en los viñedos familiares de Torrontés, hemos encontrado la manera de obtener unos grandes vinos.
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