La personalidad influye en los gustos de cada individuo, por eso para todos los amantes del vermouth ha surgido la nueva genialidad, el vemouth & tonic, con el que acompañar nuestros aperitivos al lado del mar o una copa en las largas noches estivales. Y es que su baja graduación permite alargar cualquier momento.
La preparación no tiene ningún secreto, una parte de vermouth rojo o blanco y la misma proporción de una buena tónica, mucho hielo y mezclado (no agitado). Puedes añadir una rodaja de naranja, limón, uvas blancas o negras…, y poco más, no hay que complicarse demasiado.
La tónica acompañada de ginebra es un clásico, pero acompañarla de vermouth es todo un descubrimiento, teniendo en cuenta que conserva y destaca el regusto amargo de éste. Aún no es un combinado muy consolidado en bares, pero postula con fuerza a ser un candidato que llegue para quedarse.
Lo que está ocurriendo con el vermouth es una auténtica locura. Es una bebida que alcanzó su época dorada en los años 50 y 60, después cayó en un «cierto olvido» y en pleno s.XXI está resurgiendo con más fuerta que nunca y variantes infinitas y sobre todo muy cosmopolitas.
Aún no lo has probado?
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