La viña puede ocupar ella sola el terreno o compartirlo con otro cultivo herbáceo o arbóreo.
La conveniencia o no de uno y otro modo de proceder depende de muchas y complejas circunstancias de clima, de terreno, económicas y aún sociales.
Los cultivos asociados con más frecuencia al de la vid en las tierras del secano español son los arbóreos, y entre ellos el del olivo figura en primer lugar, con gran diferencia sobre los demás; también podemos hacer referencia a los almendros, higueras o frutales.
En general la preferencia por el cultivo único está en España plenamente justificada en la mayoría de los casos. Aún asociando la vid a árboles de raíz profunda, la asociación dificulta la intensificación del cultivo vitícola, no sólo por los perjuicios evidentes para las cepas sombreadas, sino porque para atenuar éstos y otros perjuicios hay que adoptar grandes marcos de plantación.
La asociación del viñedo con cultivos herbáceos es aún menos aconsejable, ya que estos cultivos evaporan y consumen enormes cantidades de agua que la viña precisa y el perjuicio es recíproco. Además impiden el correcto laboreo de las calles, dificultan la circulación del aire entre las cepas y favorecen la invasión de enfermedades.
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