Actualmente es el material más utilizado en las Bodegas. El único inconveniente es el precio, ya que el resto de sus características lo hacen ideal para la vinificación.
Es un material inalterable, ni por el mosto, ni por el vino. La humedad y el aire tampoco suponen problema para él. Es un material inerte que no cede aromas, ni sabores al vino si está bien limpio.
Sus superficies son lisas e incluso pulidas, lo que hace que su limpieza y desinfección sea sencilla. Tienen cierres herméticos por lo que pueden emplearse tanto para la fermentación como para el almacenamiento. Al ser metal su conductividad térmica es elevada.
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