Una investigación llevada a cabo en la universidad Autónoma de Madrid ha demostrado que las bacterias presentes en el vino son capaces de pegarse a las paredes del intestino humano proporcionando efectos beneficiosos como la exclusión de patógenos o bacterias dañinas.
El estudio demuestra que las propiedades probióticas de las bacterias de ácido láctico aisladas en el vino son parecidas a los probióticos de los productos lácteos, los alimentos de origen vegetal, pescado y carne.
El consumo de probióticos es beneficioso sobre todo para mantener una comunidad saludable de bacterias intestinales y de la función intestinal. Éstos además cuentan con efectos anticancerígenos y pueden disminuir el colesterol.
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