El flamenco, los toros, las tapas y por supuesto el vino son las imágenes clásicas de España que evocan un “glamour” soleado, pasiones desbocadas…y bigotes surrealistas tipo Dalí. Todo ello resulta tremendamente apetecible para todo extranjero.
¿Qué hace que el vino sea típicamente español? La respuesta es importante. Si preguntamos a un inglés cualquiera que nombre un vino español, su primera reacción será Rioja, también Cava, quizás Rueda y muy probablemente Sangría…pero hay poco más aparte de estos conocimientos someros. Los consumidores esporádicos de vino tienen el mismo conocimiento rudimentario de la mayoría de vinos de cualquier país. Lo que genera un gran desconocimento.
Sin embargo los profesionales acostumbran a centrarse en alternativas menos frecuentes, a realizar nuevos descubrimientos. España ofrece una inmensa variedad de estas maravillas y dispone de una enorme diversidad de caldos. El reto consiste en satisfacer al consumidor que busca características típicas de los vinos españoles. La gran diversidad de los vinos españoles permite unir buenos precios y fiabilidad, con innovación y pasión. El elemento común que los vincula es la combinación de pasión y glamour, la esencia misma de lo que es ser español.
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