Lo normal es que en un restaurante den a probar el vino antes de servirlo. Es posible que el vino tenga algún defecto. Al probar el vino no hay que pensar en si el vino me gusta o no. Si no gusta y se está dispuesto a pedir otro, perfecto, pide un cambio, el restaurante estará encantado de cobrar por otra botella. Lo que se busca realmente es defectos. El número de vinos defectuosos es muy bajo y en numerosas ocasiones los defectos no se detectan o quien consume no se atreve a desvelar.
Nuestra recomendación cuando te den a probar un vino es que si sabes le des unas pocas vueltas a la copa para oler bien una vez que el vino se oxigene y que si no detectas nada raro, hagas un gesto de conformidad o digas que está bien…gracias. Los ceremoniales en el vino están bien, pero es mejor disfrutar del vino sin demasiadas florituras.
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