• TIERRA: el suelo aporta características específicas y únicas al vino. Es lo que le aporta personalidad.
• CLIMA: cuanto más cálido, más potente será el vino, tendrá más cuerpo y más alcohol.
• TIPO DE UVA: la variedad de la uva es fundamental a la hora de determinar el carácter del vino.
• ELABORACIÓN: una vez obtenida la uva, el saber hacer del enólogo es determinante para obtener un vino de calidad. Todo es importante la temperatura de fermentación, el proceso de filtrado y clarificación, la posible mezcla de varietales, el tipo de barricas utilizadas para la crianza, etc.
• CRIANZA Y EVOLUCIÓN: en la barrica de roble el vino obtiene taninos y aromas de la madera, que le dan mayor complejidad. Además la madera tiene pequeños poros que dejan pasar oxígeno, con lo que el vino también va envejeciendo. Sólo los vinos con mayor estructura y concentración pueden aguantar periodos largos de crianza.
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