La afición a las setas está ganando muchos adeptos año tras año. Antes sólo unos pocos salían al monte, pero ahora son muchos los aficionados a la micología, sobre todo urbanitas. Y es que pese a que encontramos mil opciones cultivadas en los mercados, siempre asociamos el placer de comer setas a estos últimos meses de otoño.
Es el momento de disfrutarlas como ingrediente estrella o como acompañamiento, ya que es uno de los mejores alimentos que maridan con el vino. Los platos estrella a preparar son cremas, sopas y guisos y por supuesto no pueden faltar las legumbres, calabazas y los hongos. Es necesario buscar un equilibrio y que ninguno destaque demasiado o anule o modifique las características del otro. Por eso como norma general no conviene utilizar vinos muy fuertes. Habrá que decantarse por vinos jóvenes como Vega Tajuña tinto o por unos crianzas muy sutiles como Señorío de Mariscal, siempre sin menospreciar los blancos variedad torrontés como Arís o los deliciosos rosados afrutados jóvenes.
El maridaje del vino y las setas no es una ciencia exacta y lo que prima, como en todo, es la satisfacción del comensal. El aroma del bosque, de la tierra, de lo natural tiene que armonizar con una copa de vino. Así pues, disfruta de los placeres otoñales!.
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