Sí y mil veces sí. El consumo moderado de vino, unido a una dieta mediterránea aumenta los ácidos grasos omega-3. Esta nueva propiedad ha demostrado que la comida sana y el vino se complementan potenciándose los efectos saludables de ambos.
El tándem vino+dieta mediterránea conlleva un aumento de éstos ácidos grasos indispensables para el buen funcionamiento cardiovascular. Aunque el vino no los contiene, sus antioxidantes actúan protegiendo los ácidos grasos presentes en el tubo digestivo y en los tejidos (debido a que los omega-3 tienden a oxidarse con facilidad).
Son unos ácidos esenciales que deben ser aportados por los alimentos, puesto que el organismo no puede sintetizarlos por sí mismo. De ahí la importancia de las recomendaciones orientadas a seguir una dieta equilibrada y cardiosaludable con el vino como pareja principal. Si encima le añades un poquito de ejercicio ¡¡tu salud será de hierro!!.
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