Antes de la vendimia el bodeguero deber verificar el parque de barricas disponible para utilizar una vez que los vinos están elaborados.
En la actualidad, el vino ya no se transporta en toneles y las barricas se pueden construir con duelas menos gruesas y utilizarse exclusivamente en Bodega. Al tener una capa más fina se favorece más la entrada de oxígeno en cantidades muy sutiles, pero nada despreciables.
La barrica de roble nueva aportará mayor cantidad de componentes aromáticos al vino, pero hay que tener en cuenta que ciertos vinos no soportarían un 100 % de roble nuevo, por lo que habría que completar su almacenaje con acero o con otro material más inerte.
La madera nueva respira mejor que la vieja, sus poros no están tan cerrados por los depósitos naturales del vino y el oxígeno penetra más fácilmente. A su vez añade mayor cantidad de taninos y sustancias suavizantes procedentes de la celulosa de la madera y más aromas. Al cabo del tiempo de utilización pierde estas características, aunque siempre realiza un aporte muy interesante en su evolución hasta que tienen que ser eliminadas y utilizadas para otros fines, principalmente decorativos.
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