La paleta de aromas y de gustos de los vinos espumosos permite una gran multitud de armonías con la cocina. Si quitamos la vinagreta, los platos muy especiados y el chocolate, puede acompañar una gran cantidad de platos y es perfecto para degustarlo a lo largo de una comida y no sólo al final. Tiene la virtud de ser ideal desde el aperitivo hasta el postre.
Los espumosos tradicionales y los rosados en semi los recomendamos para el aperitivo o entrantes, los brut para los platos principales y la sofisticación del espumoso oro para los postres.
Si sois amantes del curry, siempre que podáis añadirlo en vuestras preparaciones, conseguiréis potenciar aún más esta sinergia entre plato y espumoso, siempre que el plato lo admita.
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