Aunque pueda parecer que la publicidad en concreto del vino, sea una cosa actual, lo cierto es que siempre ha existido, bien que de distinto modo a como hoy la conocemos. En la antigua Grecia, las bodegas anunciaban su producto poniendo una rama de pino en la entrada. Esta práctica se sigue utilizando en Cataluña y Baleares, dónde algunas bodegas siguen haciéndolo cuando llega el vi novell (vino joven).
Sin embargo la publicidad gráfica moderna nació en el siglo XIX asociada al auge de la prensa y a la mejora de las técnicas tipográficas y calcográficas. La publicidad en el vino ha llegado a constituir un capítulo propio de la historia del arte y el grafismo, ya que varios renombrados artistas han sido los encargados de realizarla.
En los últimos años, la colaboración de artistas en la promoción del vino se ha ampliado a las etiquetas y los estuches y no sólo en pintores, sino también diseñadores incluso de moda como Amaya Arzuaga, Cuesto o Angel Schlesser han puesto su creatividad al servicio de una u otra Bodega.
En los últimos años la promoción del vino se marca con fuerza a través de internet y redes sociales, sobre todo por las estrictas normas legislativas referentes a la publicidad de alcohol. Esto ha servido para crear un canal de comunicación muy directa con el cliente y la capacidad de llegar a un público muy joven.
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