Las nuevas técnicas llevadas a cabo por los enólogos y técnicos de campo a la hora del inicio de la vendimia se basan sobre todo en el muestreo como forma más efectiva de lograr el punto óptimo de maduración de la uva para el destino que se quiera dar. Pero el muestreo es toda una ciencia del “saber hacer” que requiere paciencia y experiencia.
Un buen muestreo debe proporcionar los mismos resultados analíticos que tendría el conjunto de la parcela que se va a vendimiar, su volumen tiene que ser suficiente para abarcar todos los análisis que deben realizarse y lo bastante pequeño para poderse manejar sin excesivas complicaciones, la toma de muestras debe ser tan sencilla, clara y precisa que la dependencia de la persona que la realice no sea excesiva. Para ello se establecen normas como localización de filas, despiece de las parcelas, localización de cepas y también de racimos en función de su aireación, exposición al sol o método para la poda.
De un tiempo a esta parte se ha prodigado la cata de uvas, un sistema que a la postre resulta muy interesante, especialmente cuando el técnico que la lleva a cabo se ha preparado a conciencia para realizar esta faena.
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