La rapidez y la energía con que se realizan en el terreno estos fenómenos de descomposición y putrefacción de los abonos orgánicos es muy variable según la naturaleza y estado de laboreo de los suelos; según la profundidad en la que quedó enterrado el abono; según la humedad de la tierra y evidentemente según el abono orgánico del que se trate.
De esta mayor o menor rapidez en la descomposición de los abonos orgánicos en los suelos se derivan interesantísimas consecuencias para la práctica, muchas de las cuales suelen ser bien conocidas por los labradores que saben bien que en unos casos la acción del abonado se nota pronto y es muy acusada con el aumento de la cosecha, mientras que en otras tierras el abono dura mucho, pero su acción es menos enérgica en el primero o primeros años; que hay tierras que se comen al abono muy deprisa y en otras dura mucho.
Las condiciones que favorecen la más rápida descomposición de las materias orgánicas en las tierras son:
* Aireación suficiente.
* Humedad en las capas de tierra que conservan el abono.
* Una reacción real ligeramente alcalina.
* Factor temperatura.
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