La vid llora porque comienza a despertar de su letargo invernal. Es el primer síntoma en el viñedo de que se acerca la primavera. La subida de la temperatura del suelo por encima de los 10º comienza a activar la respiración celular de la planta, la recuperación de la absorción de agua y de elementos minerales y también la movilización de las reservas acumuladas durante el invierno.
¿Por dónde llora?… Este lloro fluye por las heridas y los cortes de la poda y la cantidad derramada puede llegar hasta los cinco litros por cepa, siempre dependiendo de una serie de condicionantes. Curioso ¿verdad?
Es importante reseñar que el lloro no se origina por la poda tardía, sino por la actividad fisiológica de la planta. Si en febrero la media de las temperaturas supera los 10º C seguro que llora la planta al podarla, y si en Mayo no han superado esa media las temperaturas, seguro que no llora.
Así que si ves llorar a la viña, tienes que saber que es una alegría, puesto que el trabajo para producir vino ha comenzado.
¡Bienvenida primavera!
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