En un día tan simbólico como Jueves Santo, el vino adquiere un papel protagonista en la última cena que ha perdurado hasta nuestros días a través de las liturgias eucarísticas. Así mismo, hay una pregunta en el aire que ha generado misterio y curiosidad a lo largo de los años: ¿Qué tipo de vino se consumió en la velada?
El vino ha sido siempre una bebida muy importante. De hecho, en toda la Biblia, sólo se nombran tres bebidas: agua, leche y vino. Numerosos estudios demuestran que el imperio romano fue una de las civilizaciones que propagó el cultivo de la vid. Aunque el vino preferido por los romanos era el blanco, en las regiones de Palestina se consumía más el vino tinto, que es el caldo que siempre se nombra en la Biblia.
Complicando aún más la respuesta, hay mucha discrepancia entre los estudiosos del vino de la época acerca de las variedades de uva de aquellos tiempos. La práctica totalidad de los expertos reconoce que dominaba la que sería el antepasado de la actual Syrah, una cepa de origen persa.
Puesto que es prácticamente imposible determinar qué gustos y aromas tendría ese vino, nosotros podemos recrearnos tomando un fantástico y actual Syrah “Tierra Rubia”.
¡Feliz Semana Santa!
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