La vinificación del rosado en su mayoría proviene de uvas tintas o de mezcla de uvas tintas y blancas, cuyos mostos han fermentado sin los orujos, de forma que alcanzan su coloración característica. Una vez estrujada la vendimia se realiza un ligero desfangado, separando el mosto de las partes sólidas, antes de que comience la fermentación.
Los claretes, también llamados en Francia VINOS DE CAFÉ, están a medio camino entre una elaboración típica de blanco y una típica de tinto. Es decir: la vendimia estrujada, despalillada y sulfitada, se encuba para que a las pocas horas, comience su fermentación. A partir de este momento se vigila estrechamente la coloración que va tomando el mosto, y cuando alcanza la coloración deseada (generalmente entre 24 a 48 horas) se produce el descube. A partir de este momento la fermentación alcohólica prosigue como si se tratara de vinos blancos.
Los vinos rosados no tienen, evidentemente, la estructura de los tintos, y por su débil extracto seco se parecen más a los blancos que a los tintos.
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