Ciertos platos son difíciles de combinar con el vino a causa de las reacciones entre uno a varios de sus componentes o, sencillamente, porque los platos tienen un sabor muy fuerte que “mata” cualquier vino. En la práctica son muy pocos los vinos que pueden consumirse con los siguientes platos:
*AHUMADOS: son los alimentos más difíciles de combinar con un vino porque sus aromas a humo tienden a predominar. No obstante se asocian muy bien con vinos procedentes de cepas muy aromáticas.
* ALCACHOFAS: contienen un componente químico (la cinarina) que afecta al paladar y suele dar al vino un gusto dulce o metálico.
* CHOCOLATE: el cacao contiene taninos semejantes a los del vino, lo que dificulta apreciar las virtudes de éste. Un vino potente y concentrado, sobre todo si es dulce, puede ofrecer una armonía satisfactoria.
*ESPÁRRAGOS: contienen un componente químico similar al de la alcachofa. Conviene utilizarlos con mucho cuidado si ha de servirse una buena botella de vino durante la comida.
* HUEVOS: como el chocolate los huevos embotan la lengua y anestesian las papilas gustativas.
* VINAGRETAS: su acidez suele perturbar el precario equilibrio entre los taninos, el dulzor y la propia acidez de los vinos.
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