Como recomendaciones generales, la época de la poda se puede escoger en función del estado de la cepa. Con podas muy tempranas , con hoja aún, se impide que la cepa acumule las reservas, con lo que se la debilitaría y la induciríamos a brotar hasta quince días antes que si la podamos en su momento justo. De este modo podríamos exponer a la vid a las heladas tan peligrosas de primavera en pleno desarrollo. Además esto generalmente reduce el número de racimos de la siguiente temporada.
Las podas tardías hacen que las heridas de la poda se cicatricen antes, pero si se empapan con los lloros de la brotación, además de ser susceptibles de enfermedades, se pueden helar. También conseguimos acompasar la brotación a la climatología en la medida de lo posible.
Las condiciones climatológicas ideales para la poda son días con temperaturas mayores de cero grados, para que los cortes sean lo más limpios y sin deshilachar. Además hay que evitar los días lluviosos y a ser posible los ventosos para evitar la entrada de hongos.
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