La vid experimenta un ciclo, que en el clima mediterráneo, oceánico y continental es anual, en el que se van sucediendo una serie de procesos que dan lugar a la uva final que retiramos en la vendimia.
La primera fase es la del reposo vegetativo. Se lleva a cabo parte del otoño y todo el invierno. Durante esta fase, la planta solamente presenta el tronco con los brazos y los sarmientos, sin hojas ni estructuras vegetales verdes. Esto se ocurre porque la temperatura del suelo es inferior a 10º C, por lo que no existe posibilidad de absorber nutrientes del suelo.
La segunda fase es el lloro. Es la manifestación externa del comienzo de la actividad de la vid. Consiste en el derramamiento de savia, a través de las heridas de la poda. Comienza a finales del invierno y principios de la primavera cuando la temperatura del suelo supera los 10º C. El lloro cesa cuando la herida de la poda se recubre de sustancias que se forman en los vasos o por acción de las bacterias que viven sobre el derrame.
La tercera fase es la brotación. Se inicia en primavera con el aumento de las temperaturas, aunque varía según la insolación y la cantidad de agua disponible. En este momento la yema comienza a hincharse y a pasar por diferentes estados fenológicos que determinarán su apariencia y desarrollo.
La cuarta fase es el crecimiento. A partir del brote la planta comienza su desarrollo. Los factores que afectan son la temperatura óptima (25-30º C), la pluviometría, la iluminación (12-13 h de luz al día), la edad de la vid, la variedad, la poda, la fertilidad del suelo, los despuntes.
La quinta fase es la floración y cuajado. Avanza la primavera y se produce el culmen del ciclo reproductor. Durante esta fase se desarrollan las flores.
La sexta fase es el envero o maduración. A mediados del verano el grano tipo guisante empieza a aumentar de tamaño y posteriormente cambia de color: de verde a amarillento en las uvas blancas y a amoratado en las tintas. Es el momento en el que el fruto empieza a madurar. La cantidad de azúcares acumulados durante la maduración determina la cantidad de alcohol que posteriormente tendrá el vino y el momento de comenzar la vendimia.
La última fase es la caída de la hoja. Se produce entre uno y dos meses después de la vendimia. Las hojas dejan de tener la actividad intensa que tenían en primavera y verano y se tornan en color marrón o rojizo hasta que se caen, comenzando de nuevo la parada invernal.
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