Los próximos días, y debido a la época de recolección en la que nos encontramos, vamos a enfocar el blog a la recogida de la uva, conocida por todos como vendimia.
Empezaremos por cosas muy básicas (para ir formando e informando a aquellas personas que aún desconocen en qué consiste la elaboración), para que todos los que aún no se han adentrado en este mundo, sean capaces de enamorarse desde el principio, como nosotros. ¿Estáis de acuerdo? Pues empezamos…
El racimo de uva está compuesto por raspón o escobajo y grano. La proporción de ambos varía mucho dependiendo de la variedad, la climatología y los métodos de cultivo. El raspón es la parte leñosa del racimo. El grano de uva está compuesto de: hollejo, pulpa y pepitas en proporciones que varían, como en el caso del raspón, dependiendo de las mismas constantes.
El componente mayoritario del grano de uva es la pulpa, formada casi por completo por el mosto donde se encuentran la mayoría de los azúcares, polisacáridos, ácidos orgánicos, etc.. La piel u hollejo de la uva contiene entre un 40-80% de agua, pero también muchas sustancias importantes para la vinificación como la pruina. Por último, las pepitas. En la vinificación se extraen los taninos de las capas más externas evitando en todo caso la rotura de las mismas que provocaría una bajada de la calidad del vino.
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