No se puede hablar de un vino de calidad, si no se parte de una uva adecuada. Por esta razón existen una serie de factores que influyen y mucho, en la calidad del producto final.
Entre estos factores nos encontramos con los que tienen una influencia permanente (suelo, la variedad y porta injerto) los que cambian año tras año (temperatura, luminosidad, humedad…) los que pueden verse modificados por las prácticas de cultivo (poda, abonado o riego) y los accidentes meteorológicos (heladas, pedriscos, enfermedades propias del viñedo, etc…).
- Influencia del suelo: El suelo juega un papel primordial en la calidad y tipicidad del vino, pudiendo dar vinos muy diferentes en distintas zonas, solo con este factor diferenciador.
- Influencia del clima: La viña se cultiva entre los 30-50º de latitud norte y entre los 30-40º de latitud sur, adaptándose a climas diferentes. El clima es un factor de calidad que se debe tener en cuenta en la elección de las variedades a plantar, puesto que condiciona la maduración de la uva y por tanto el vino resultante.
- Influencia de la variedad: La variedad de la uva va a aportar al vino gran parte de sus características específicas, tanto gustativas como aromáticas. Dentro de la elección de la variedad, tenemos que tener en cuenta otra serie de factores que afectan como son el suelo, el rendimiento, el clima, técnicas de cultivo, edad de la viña, etc…
- Influencia de las técnicas de cultivo: El objetivo de estas técnicas es conseguir una uva de máxima calidad en una cantidad suficiente. Para ello hay que tener en cuenta el rendimiento, el correcto estado sanitario y la buena evolución de la maduración. Los factores más importantes a tener en cuenta son: preparación del suelo antes de la plantación, densidad de plantación, forma de conducción, poda….
- Influencia de los factores accidentales: Los factores accidentales que pueden afectar al viñedo son las plagas (insectos y hongos) y enfermedades y los accidentes meteorológicos (granizo, heladas tardías y tempranas, sequía…).
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