Aún sabiendo que, de modo general, la poda resta vigor a la planta, se la admite como operación necesaria, ya que sin ella el cultivo de la vid no es económico.
Con la poda lo que se persigue es:
- Dar a la planta, en sus primeros años, una forma determinada, y más tarde conservársela para facilitar todas las operaciones de cultivo, haciendo con ello que la explotación de la vid sea económica.
- Que rinda una cosecha anual lo más regular y constante posible.
- Regularizar la fructificación, haciendo que los racimos aumenten de tamaño, mejoren la calidad y maduren bien.
- Dentro de la forma dada a la cepa, acomodar sus dimensiones y limitar su potencial vegetativo, armonizándolo con la variedad explotada y las posibilidades que ofrece el medio en que vive, colocándola en las mejores condiciones posibles de insolación y aireación.
- Atender al buen gobierno de la savia y a su prudente distribución. Hay que tener en cuenta que al podar es cuando actuamos con mayor eficacia para conseguir y conservar el equilibrio biológico de la vid.
- Disminuir las pérdidas de potencial vegetativo, según se persiga cantidad o calidad. La poda asegura una mayor duración de la vid o de la viña, retrasando su vejez.
Como podéis observar, la poda no es solamente el corte de los sarmientos y pámpanos, es todo un arte, y como tal, desde aquí, siempre rendiremos homenaje a todos los viticultores que, con el paso de los años, han conseguido que nuestros viñedos sean capaces de dar los maravillosos vinos de los que hoy disfrutamos.
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