Como comentábamos en el post anterior, hoy hablaremos de la poda en casos excepcionales que son aquellos donde el viñedo ha sufrido una enfermedad o un accidente meteorológico y se debe actuar en consecuencia con los trabajos de poda.
- Viñas que han sufrido heladas.
La fecha de la helada, su intensidad y aún la situación de la cepa, plantean un sinfín de casos particulares que el podador deberá resolver.
a)Si la helada fue muy temprana, apenas iniciada la brotación, quedando afectada la totalidad de los brotes, poco cabe hacer, excepto esperar que broten las yemas que todavía no lo han hecho.
b)Si la helada fue más tardía, se repodará por encima de la última yema que respetó la helada, en los pulgares corrientemente por encima de las casqueras, únicas que no habrán iniciado el brote. El objetivo principal perseguido con este modo de proceder es obtener brote en la base del pulgar y concentrar de momento en estos pocos brotes, todo el vigor del brazo.
c)Cuando la helada sobrevino tarde y de modo poco intenso, se rebajarán los pámpanos a tijera, hasta que el corte aparezca bien verde y sin parpadeo, para que los últimos nietos, sanos, continúen el crecimiento y quizá algún racimo llegue a madurar.
2.Viñas que han sufrido pedriscos.
Estas viñas que han sufrido pedriscos, pierden la cosecha del año, conformada en los racimos de flores y frutos existentes, quedando comprometida la del año siguiente, que ha de establecerse en yemas también posiblemente dañadas. Ante esta situación, la poda debe establecerse sobre la base de lograr una nueva brotación, que puede dar lugar a una pequeña cosecha, pero fundamentalmente se debe tratar de conseguir unas yemas de poda perfectamente conformadas.
a)Si la granizada fue temprana, antes de florecer, e intensa, se deben podar sin demora los pámpanos perjudicados, a pocos centímetros de la inserción.
b)En el caso de granizadas tardías, entendiendo por tales las que se producen después de los veinte o treinta días que siguen a la floración, poco o nada puede hacer el viticultor, puesto que la maduración del periodo vegetativo que queda por transcurrir es demasiado corta.
c)Como caso intermedio cabe considerar los pedriscos que se producen desde la floración a veinte días o un mes más tarde. En este caso, el acierto de la poda dependerá de que la otoñada se produzca con prolongadas buenas temperaturas o por el contrario que los fríos se presenten de una manera temprana. En el primer caso, se producirá un acierto por hacer suficiente tiempo para que las yemas de los nuevos brotes se conformen perfectamente, mientras que en el segundo caso no se habrá producido dicha circunstancia.
Y haciendo uso de nuestro refranero español:
“Para cavar viñas, cualquiera, para podarlas, sólo el que sepa».
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