Mucho se ha hablado sobre la conveniencia de la vendimia manual o mecanizada. Durante mucho tiempo se ha considerado que la vendimia manual es superior en calidad a la mecanizada, pero los investigadores actuales sostienen que esa apreciación ha cambiado en la proporción en que las vendimiadoras mecánicas han mejorado su recolección. Las máquinas actuales dañan la planta menos que los vendimiadores, ya que dejan en la cepa las uvas verdes y las pasificadas, y apenas cortan pámpanas y sarmientos, algo que no siempre ocurre con las cuadrillas.
En realidad la necesidad de la mecanización surgió por el problema de la falta de mano de obra cualificada. No todo vale a la hora de cortar uva. La vendimia manual, con navaja o tijera nunca debe hacerse de tirón, siempre de forma escalonada y desde las parcelas más adelantadas a las más atrasadas. Los cestos no deben ser mayores de 20-25 kilos y la uva, una vez volcada en el remolque, debe llegar lo antes posible a la Bodega.
Hoy pueden convivir ambas formas de vendimia. Las vendimiadoras, aunque tienen gran precisión, limitan su acción simplemente al viñedo en espaldera y no en vaso. En todo caso, los defensores de la mecanización de la vendimia son cada vez más numerosos y defienden el uso de las vendimiadoras por varias razonas. La temporalidad es una de las más importantes, ya que la uva goza de su punto óptimo de maduración durante un tiempo concreto muy limitado. No alargar las faenas de vendimia redunda a favor de la calidad final del vino.
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