El consumo moderado de vino es una característica más de la alimentación de los países de la cuenca del Mediterráneo. No sólo el tipo de alcohol consumido sino la manera de consumirlo (muy diferente a como se consume en los países del Norte de Europa) puede actuar como protector de la enfermedad coronaria.
El vino está presente en la mesa de la familia de una manera habitual y no es extraño que se pruebe en edades “tempranas”. El patrón de consumo en Europa no está tan ligado al entorno familiar y es más frecuente su consumo excesivo en el fin de semana.
El papel del vino en la dieta Mediterránea se empezó a estudiar a partir de lo que se llamó la “paradoja francesa”. La mortalidad por enfermedad coronaria no era la misma para un francés de Toulose que para un norteamericano de Stanford. En el sur de Francia la tasa de mortalidad era mucho menor y se observó que el consumo de vino tenía algún papel en la relación.
El consumo moderado regular de vino se ha asociado con varios beneficios para la salud. Sin embargo, el riesgo aumenta con cada bebida por encima de la moderación. Beber con responsabilidad es salud y placer, beber más de lo recomendado y abusar no proporcionará más beneficios.
Add Comment